Tras la exposición en el primer artículo de las bases del asunto, y la explicación en el segundo artículo de los motivos por los que las empresas, y por tanto los gobiernos, pretenden dominar Internet mediante el control de sus contenidos (El beneficio económico), ahora pasaremos a explicar cuáles son los motivos que les son infundados a los usuarios de Internet para que estos permitan la destrucción de sus propios derechos.
Existe, pues, un grupo de personas muy numeroso, las cuales tienen miedo a una idea. Una idea que les es infundada. La idea de sufrir daño a través de Internet. Dicho miedo les conduce a una sola conclusión. Para evitar males mayores, son capaces de renunciar a sus derechos, a sus privilegios y a sus obligaciones como ciudadanos y personas. El miedo las vuelve salvajes. Temen ser atacadas, y atacan primero sin compasión, como si no hubiesen reglas. Quieren que les protejan de algo que ellas mismas permiten. Y para ilustrarlo, un ejemplo:
Hace unos días tuve un intenso debate, aunque por desgracia breve, con un par de personas acerca de este tema. Una de ellas había sido fuertemente insultada en Facebook debido a ciertas acciones impopulares, aunque totalmente legales, que llevaron a cabo él y otro grupo de personas. Para proteger sus identidades y no echar más leña al fuego, que ya está bien calentito, solamente me referiré a ellos con el término “personas” o similares.
Dejando de lado el exceso en las formas que se tomaron dichas personas al llevar a cabo esa acción, la gente afectada dispuso de Internet (En este caso de Facebook) para denigrar a las personas que hicieron aquello que no les gustó. En lugar de criticar constructivamente, se dedicaron, única y exclusivamente, a insultar. Dichos insultos repercutieron en la vida de estas personas, y por tanto, fueron denunciados. Actualmente están en trámites con los abogados y la ley por faltas al honor, difamación y otros cargos.
Una de las cosas que discutíamos era que, según esta persona que fue insultada (con la que estaba teniendo la conversación), debían ponerse medios para evitar que esto pasase. Medios legales. Debía crearse una legislación especial para Internet. Y debía crearse todo tipo de recursos legales para evitar que estas cosas sucediesen. Incluso debían crear herramientas para “cazar” automáticamente este tipo de conductas y a los que las llevan a cabo, tanto por parte de Facebook como por parte de las autoridades. Vaya, exactamente lo mismo que, de hecho, hacen los gobiernos y las empresas: Protegerse de los ataques de los ciudadanos que conforman el país.
Yo comenté lo siguiente, que transcribiré de mi memoria y mis pensamientos en forma de monólogo, pues así me resulta más sencillo, y seguro que os es menos lioso:
- Desde luego es penoso que la gente utilice Internet para insultar desde el anonimato a otros (los ofensores de Facebook se habían abierto, en su gran mayoría, un perfil anónimo para insultar). La gente tiende a olvidarse de la educación cuando entran en Internet. Parece como si allí nada fuese real. Pero lo que no podemos hacer es ponerle trabas, ni a Internet, ni a la gente. No podemos permitir que se evite por adelantado que la gente haga cosas indebidas. Es como si fuésemos evitando que la gente se insultase por la calle antes de que ello sucediese. En tal caso, estaríamos cayendo en un estado orwelliano de sociedad policiaca en la que se evitase cualquier incumplimiento de la ley antes de que este sucediese, pasando por encima, de ser necesario, de los derechos de las personas (Otra vez más la película Minority Report es un clarísimo ejemplo de ello). Es imperativamente necesario impedir que dichas medidas de precaución se lleven a cabo. Evitar que debido al miedo a ser dañados se adueñen de nuestros derechos, cosa que ya está sucediendo.
La conversación continúo llegando a unas conclusiones.
-Si bien es cierto, nadie desea que le quiten sus derechos, aunque tampoco nadie quiere que se le insulte en Internet. Pero si la gente se comporta de esa manera, tanto en Internet como en la calle, es porque, precisamente, se olvidan de su educación y de la ley una vez entran en Internet.
Interesante debate, ¿No? Parece como si en Internet no hubiese reglas. Como si fuese el salvaje oeste. Como si las leyes no se aplicasen allí.
Toda la conversación se originó a partir de las quejas que tenía la persona insultada con respecto a los tediosos trámites judiciales que había que llevar a cabo para que la denuncia llegase a ser efectiva. Y de cómo los propios abogados, por experiencias anteriores, le dijeron a esa persona que una denuncia por insultos en Internet, dada la legislación actual, no iba a llegar a ninguna parte. Así que, ¿De dónde viene el problema al no poder hacer efectiva una denuncia por difamación? ¿De la ley? ¿De las personas que insultan?
Llegamos a la conclusión, pues, de que lo necesario es cambiar la ley para que ampare lo sucedido en Internet como si sucediese en la vida real, y no, repito, no crear unas leyes específicas para Internet. A fin de cuentas, lo que sucede en Internet nos puede afectar de manera tan real como a esta persona, y debería legislarse de manera tan real como la vida misma. Al igual que ocurre con los videos como prueba a presentar en un juicio, hay juzgados que los aceptan, y otros que no. Es más justo que, ya sean videos o comentarios en Facebook, siempre y cuando se verifique su autenticidad exhaustivamente, algo así debiera aceptarse como prueba en un juicio.
Pero es menester ahondar en el mensaje del miedo. Había otra persona en la conversación. Esta persona, que no tenía nada que ver con el tema de los insultos, y por tanto era una opinión de alguien a quien no le afectaron esos hechos lo más mínimo, estaba de acuerdo, en principio, al igual que la persona insultada, en ceder ciertos derechos de ser necesario para así evitar males mayores.
No sé si se ve con claridad, pero, y esto es algo que viene sucediendo desde hace décadas, y más intensivamente desde el 11-S, la única forma en que permitiríamos que nos obligasen a quedarnos en casa, por ejemplo, es teniendo miedo de salir a la calle. En el caso de Internet, y en el ejemplo de los insultos, la única forma en que permitiríamos ceder nuestro derecho a la libre expresión sería teniendo miedo de que dicho derecho lo aprovechen los demás para insultarnos. Es como si cediésemos la libertad de expresión para evitar que nos insulten por la calle.
¿Y por qué digo que son miedos infundados?
A ver si esto puede responder a esa pregunta: Hackers. Suplantación de identidad. Revelación de secretos personales y de estado. Ataques informáticos a infraestructuras vitales. Ciberterrorismo.
¿Quién nos mete esos miedos en la cabeza?
Creo que esa no es la pregunta pertinente. La pregunta sería, ¿Quién permite que esos miedos se apoderen de las mentes y los cuerpos de las personas? Y la respuesta sería: Uno mismo.
Es cierto que esas amenazas existen. Internet, como cualquier cosa en este mundo, puede dar un miedo terrible. Pero no podemos permitirnos vivir con miedo. No podemos vivir en un estado de terror permanente. En tal caso estaríamos tan débiles e indefensos como un gatito dormido. Podrían hacer con nosotros lo que quisiesen. De hecho, cada vez hay más mininos adormecidos en sus reconfortantes casas a precio de oro.
Volviendo a la conversación, llegó un punto en que ya no me pude hacer entender por el simple hecho de que las personas con las que hablaba sabían que Internet podía tener efecto sobre la vida real, pero creían que solamente era una herramienta.
¿Y si Internet es algo más?
Como bien dice Isaac Asimov en el video (el tío de las patillas), que fue uno de los grandes pensadores del siglo XX que escribió, entre cientos de inigualables ficciones, un libro que recopiló y explicó todas las ciencias conocidas hasta el momento, y otro que hizo lo propio con la historia, en el futuro (y actualmente en el presente) la gente se podrá conectar a través de computadoras instaladas en el escritorio de su casa y comunicarse con enormes librerías en busca de información, hasta tal punto que pueda complementar, o incluso sustituir, la tan malograda y degradada enseñanza masiva, convirtiendo el estudio impuesto en estudio por gusto. ¿Cuántas veces se deja perder uno entre los infinitos links de la Wikipedia?
Hay que considerar que lo que acontece en Internet no es moco de pavo. Internet es una nueva parte de nuestra existencia, de nuestra vida real. Internet no es un juguete. Pero está a merced de cualquiera que sienta la necesidad, ya sea por miedo o ya sea por beneficios económicos, de controlar su contenido, como si no tuviésemos suficiente con su acceso restringido (que por cierto debería ser abolido). Internet ha dejado de ser una herramienta para convertirse en una parte inherente a nuestra vida. Si siguiésemos considerando a Internet una herramienta, tendríamos que pasar a considerar a nuestra voz como una herramienta también. Y no creo que nadie desee eso.
¿Puede parecer tremendista? Sí, pero no lo es. Y no lo es porque Internet es una segunda voz. Gracias a Internet yo puedo estar ahora mismo comunicando mis ideas a todo el mundo, cosa que antes no podía hacer. Es una voz más potente y poderosa. Es la voz directa de nuestra razón. Y por eso es tan peligrosa para aquellos a los que no les gusta que les digamos las cosas que hacen mal. Es por eso que, como nueva parte de la vida, Internet necesita de nosotros para que luchemos por proporcionarle, o más bien, proporcionarnos, todos los derechos, privilegios y obligaciones que tenemos como seres humanos, porque Internet somos todos. Sin nosotros Internet no existiría.
Nuestras opiniones y nuestras acciones en Internet tienen su eco directo en la realidad, eso es un hecho: Tenemos el deber de ser cívicos.
Nuestras opiniones y nuestras acciones en Internet tienen repercusión mundial: Tenemos el privilegio de ser considerados por todo el mundo gracias al desinteresado desarrollo de la Red Neutral.
Nuestras opiniones y nuestras acciones en Internet tienen que ser protegidas por la ley de igual forma que, teóricamente, en la vida real, son también protegidas por la ley: Tenemos los mismos derechos a ser protegidos del abuso de los poderosos tanto en la red como en la calle.
Internet no es virtual, es tan real como la vida misma. No dejemos que nos manipulen, nos modifiquen, nos bloqueen, nos prioricen o nos retrasen, en base a nuestros pensamientos, nuestra forma de ser, nuestros medios, nuestro origen o nuestro destino.
Os insto a que veáis de nuevo el video de la primera parte de este artículo. Seguro que ahora lo percibís con ojos diferentes.
En definitiva, la Neutralidad de la Red no es una tontería, no es una frikada, no es algo que olvidar. Internet es un derecho, no un privilegio, y debería ser protegido y extendido a todo el mundo. Internet es nuestro derecho a la libertad de opinión y expresión (Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos). ¿No creéis que sería realmente emocionante saber qué opina en verdad un africano sobre su país, o un musulmán sobre su religión?
En este mundo del siglo XXI, la nueva arma del pueblo es la información. No dejemos que la empuñen por nosotros o acabaremos ensartados.
Como viene siendo costumbre, a continuación os dejo ocho links con el ánimo de que podáis comprender con mayor detalle, y de la mano de otros bloggers, toda la información al respecto del tema de la neutralidad de la red, y no sólo lo que la prensa nos deja "saber".
- #Manifiesto + #Cablegate: Un análisis acerca de lo mucho que le interesa a Estados Unidos que en España hagamos lo que ellos quieren y necesitan.
- Un paso adelante en el senado Español: ¿Un pequeño atisbo de esperanza? Eso sí, en forma de moción fácilmente oponible. Suena a migaja envenenada.
- La Red Neutral será destruida de forma exprés: Definitivamente, hacen con nosotros lo que les da la gana. Habrá que liarla gorda.
- Soberanías perdidas y revoluciones que no lo son: La conclusión del dominio de los gobiernos sobre los derechos de las personas, y cómo nadie hace nada por evitarlo.
- Desmontando paso a paso la Ley Sinde: un detallado análisis de los hechos.
- Wilileaks y Ley Synde: El plan de EE UU: Imprescindible. Aquí la segunda parte, y la tercera, de momento.
Luchemos por nuestros derechos.
En EOHC | Red Neutral: Amenazada (I) y Red Neutral: Amenazada (II)
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