Los pasados días 7 y 8 de diciembre, el Congreso de los Diputados de Madrid celebró una vez más sus jornadas de puertas abiertas. Al igual que en el resto de ediciones de estas jornadas, el congreso abrió sus puertas para que todos los interesados pudiesen visitarlo.
Las colas para poder entrar eran enormes, con una media de espera de 2 a 3 horas y por ello muchos de los que intentamos pasar a ver el congreso nos tuvimos que dar la vuelta.
Sin duda alguna lo que más atrae a la gente de este evento es poderse sentar en la silla del presidente del gobierno y otros cargos políticos, además de ver los agujeros de bala en el techo de la sala que disparo Tejero en 1981.
Por otra parte, para los que si consiguieron entrar, a la salida les esperaba una copia de la constitución y una bolsa de regalo. Esperemos que el año que viene las jornadas se organicen de forma que todo el mundo pueda entrar al congreso y nadie se quede fuera.
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